¿Te acordás aquella vez que se cayó mi primer diente? Sin querer, de madrugada, conocí al ratón Pérez.
Hoy te confieso que muchas veces te extrañe, no entendía muy bien por que no estabas ahí, junto a mí, de grande entendí que trabajabas duro para que yo me educara. ¡Mi primer día de clases! ¿Cómo olvidarme? Recorrí el aula de tu mano y las tareeaas, todas las tardes, después de la merienda sentados en la mesa las hacia a tu lado. Después de un largo tiempo, cansados de las matemáticas nos poníamos a ver tele.
Los sábados me llevabas a la calesita, te mareabas y no te importaba, vos querías ver mis sonrisas. Una tarde me regalaste mi primer bicicleta ¡no le pusiste rueditas! No me olvido de ese “vos podes”.
Los domingos, ver el partido, era y es tradición en nuestra casa. A si me hice una hincha del club más grande! GRACIAS PAPÁ!
Te morías de celos cuando fui señorita, no querías que tenga novio, yo era tu nenita. Guardabosques era mi padre, hasta que acepto que la nena creciera. Esos consejos sabios y amorosos que lograron que más te quiera.
En una mirada rápida hacia atrás, veo que has jugado con nosotras, mi hermana y yo hemos aprendido porque vos lo permitiste, nos dejaste hablar con toda libertad, nos dejaste equivocarnos. Aprender de nuestros errores. Papá estoy muy contenta de haber crecido a tu lado. Gracias por todo lo que me diste y me das.
Tu ejemplo siempre fue de honradez, de trabajo, respeto y conciencia. Hoy en día intento seguir tus huellas.
Actualmente le pido a dios que te cuide y te de salud muchos años, no quisiera que te vayas, quiero tenerte a mi lado. Un poco egoísta de mi parte, sincera es mi palabra. No creas que por no decirlo no lo sienta. Mis sentimientos son puros, de amor y de admiración. Por tu vida vivo la mía, por tu ejemplo soy quien soy.
Te amo Papá.